Tras mi estancia en Noruega el pasado mes de septiembre, en plenas elecciones en ese maravilloso país, me llenó de envidia sana ver como allí se renuncia al gasto masivo para la publicidad en la campaña electoral. Resulta curioso que un país tan rico a nivel económico tenga tan claro que el dinero del pueblo no se puede malgastar en ciertas cosas. Allí, donde sobra el dinero, no se usa para estas cosas.
Hoy lunes, a falta de seis días para decidir en las urnas a nuestro próximo gobierno, me doy cuenta de que nos siguen bombardeando con encuestas, mítines y propaganda electoral. Sin embargo, a estas alturas, coincidiréis conmigo en que es innecesaria. Prácticamente el 99% de la población ya sabe lo que va a hacer el domingo. Votar a uno, otro o el tercero, abstenerse, votar en blanco, lo que cada cual haya decidido, pero con las mínimas dudas ya.
Por eso hoy me siento estafado por nuestro sistema electoral y de partidos. Mi dinero lo están tirando a la basura. Es lógico que durante un periodo de tiempo utilicen unos mínimos recursos para llegar al pueblo e intentar convencernos, pero es vergonzoso que sigan derrochando cuando LA SUERTE ESTÁ ECHADA. Y más con los tiempos que corren. Esto sí es indignante.
Cuanta razón tienes, J.A.
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